Soy Enfermera, pero no Puta VIII

Soy Enfermera, pero no Puta VIII

 

Así pasaron los meses, don Rolo y doña Laura seguían sin hablarse, la prueba psiquiátrica salió a favor de don Rolo, el juicio por fin llegaba a su final, todo parecía que el divorcio era inminente y doña Laura tendría que dejar su vida de reina para tener que ganarse la existencia, lo terrible es que yo pasaba de la cama de ella a la de él sin ningún problema... para ellos... porque yo hasta había pensado en el suicidio... mi esposo cada vez estaba más amoroso conmigo y el sentimiento de culpa que tenía no medejaba vivir en paz.

 

Pero todo cambió una mañana desafortunada o afortunada, no sé... ustedes juzguen... un domingo amanecí resfriada y mi esposo me dijo que iría a visitar a mi suegra, pero el destino me tenía preparada una jugarreta infernal... resulta que suena mi teléfono y era Doña Laura para decirme que su esposo se había abierto la cabeza contra la mesita de noche, que no había enfermera que lo aguantara y que por favor llegara de urgencia, me preparé y salí presurosa.

 

Debía pasar a una farmacia a comprar todo lo necesario para curarlo, pasé a la misma donde meses atrás compré mi primer sobrecito de lubricante, queda ubicada en frente del parque donde me sentaba a reflexionar sobre mi vida disoluta, al salir sentí que se me aguadaron las piernas, ahí estaba mi esposo con un bebé entre los brazos y con otra mujer quien le daba un helado a su hija. Mi esposo besó en la boca a la mujer y la estocada final fue cuando escuché a la nena decirle:

 

¡papá! Mal dije a los cuatro vientos, el hecho de ser estéril había llevado a mi esposo a los brazos de esa mujer o tal vez era el castigo que la vida me tenía preparado por ser presa fácil de mis instintos putrefactos, no sé, me sentía una puta perdida, no sabía qué hacer, traté de acercarme y hacerle una escena tormentosa de celos, pero no me atreví porque no tenía moral para hacerlo.

 

Llegué a la casa de mis patrones muerta en llanto, por supuesto doña Laura me preguntó que me pasaba, le dije que primero iba a curar a don Rolo y luego le contaba, el cuadro era espeluznante, don Rolo yacía desmayado a la par de su cama, desnudo y bañado en un charco de sangre y semen por toda su pelvis, lo curé, limpié todo el tiradero, le di un baño de esponja y lo acosté en su cama.

 

Luego le conté a doña Laura todo lo acontecido, ella me abrazó y me besó los labios, necesitaba de su cariño, me sentí protegida entre sus brazos, me sentía como la hija incestuosa siendo consolada por la madre:

 

DOÑA LAURA: No hay esposo que dure cien años ni Lola que los aguante.

 

Me reí de su ocurrencia mientras me tomaba mis lágrimas, me llevó a su habitación y me quería desnudar, yo le dije que ese era el peor momento para pensar en sexo, ella me dijo que un baño caliente me caería bien, me bañó como si fuera su bebé, pero al mismo tiempo sentía sus manos resbalar por todo mi cuerpo de una manera deliciosa, máxime cuando metía sus dos manos entre mis piernas, una en medio de mis nalgas y la otra en mi cosita

 

¿Cómo era posible estar excitada después de descubrir que mi esposo tenía otra familia?

 

Me llevó a su cama y me acarició hasta quedarme dormida, no sé cuánto tiempo pasé descansando, los gritos de doña Laura me despertaron, bajé a ver de qué se trataba y ella lo sostenía al borde de la cama.

 

DOÑA LAURA: Dile al señor que no se masturbe porque se va a volver a lastimar.

 

DON ROLO: Dile a la señora que yo me masturbo cuantas veces me dé la gana y que no necesito que ella me sostenga, dile que prefiero volver a abrirme la cabeza que sentir sus sucias manos en mi cuerpo. Esa era una conversación absurda, lo acomodé en su cama y doña Laura salió de la habitación:

 

YO: ¿Qué le pasa don Rolo? Se acaba de masturbar y ya quiere otra vez.

 

DON ROLO: ¿Qué quieres que haga? Es por el accidente, antes me masturbaba una vez al día y quedaba satisfecho, pero ahora no se me baja con nada.

 

Como me vio distraída me preguntó que qué me pasaba y se lo conté todo con lujo de detalles, me abrazó y me besó la boca, esto era como un deja vu... me preguntó qué pensaba hacer y le dije que no tenía cabeza para tomar decisiones, se quedó callado un rato y luego me dijo que tenía la solución:

 

DON ROLO: Te vienes a mi casa y haces los dos turnos.

 

YO: Pero eso sería como pasarme a vivir aquí.

 

DON ROLO: Exactamente ¿O piensas perdonarle a tu marido semejante afrenta?

 

YO: Ni loca, ¿Pero pasarme a vivir aquí...? ¿Está seguro?

 

DON ROLO: Completamente, tú serías mi enfermera de planta.

 

YO: ¿Y dónde dormiría?

 

DON ROLO: Conmigo, como marido y mujer.

 

YO: ¡No! ¿Qué pensaría la señora?

 

DON ROLO: Me importa un demonio lo que piense esa puta.

 

YO: ¿Ya se van a divorciar, verdad?

 

DON ROLO: Mañana tenemos cita con el juez, si todo sale como yo espero no tendrá más que firmarme el divorcio, llama a mí abogado...Lo hice y le pidió que me llevara a comprar todo lo necesario para vivir con él, yo no quería pero hizo un berrinche de niño caprichoso que paré aceptando... fuimos y compré ropa, lencería de marca, zapatos, en fin, me llenó de regalos, el abogado me dijo que tenía órdenes de comprarme lo que quisiera, así que hasta unas botas divinas me compré.

 

Llegué feliz y le enseñé todas mis compras, se las modelé una por una, lo que más disfrutó fue la lencería pequeña, luego acomodé todo en el closet... pero tenía muchas dudas ¿Qué iba a hacer con mi esposo? No podía simplemente dejar de llegar a mi casa sin decirle nada... ¿Qué pensaría doña Laura? ¿Creería que me aproveché de la situación de don Rolo y luego buscaría venganza? Le di su almuerzo, lo mediqué y se durmió, ya sabía que doña Laura me llamaría... salimos al jardín:

 

DOÑA LAURA: ¿Qué piensas hacer con tu marido?

 

YO: No sé... don Rolo quiere que yo haga los dos turnos.

 

DOÑA LAURA: Fabuloso, vivirías aquí.

 

YO: ¿No le molesta?

 

DOÑA LAURA: Al contrario, sabría que hay alguien que lo cuida tanto como yo lo hacía antes... dame el número de tu marido.

 

YO: ¿Para qué lo quiere?

 

DOÑA LAURA: Le voy a cantar todas sus verdades, le voy a decir que no te verá nunca más y si se opone yo te manejo la demanda de divorcio y lo dejamos en la calle.

 

Ella subió a su habitación y al rato regresó diciéndome que todo estaba resuelto, que mi marido estaba dispuesto a firmarme el divorcio y me iba a dar una manutención obligada por la ley, me tiré a sus brazos y le agradecí llena de llanto, ella me limpió las lágrimas y me dijo que ahora era mi turno de ayudarla, yo le dije que no tenía ni la menor idea de cómo hacerlo, me dijo que no quería divorciarse de don Rolo, pero que seguramente el juez fallaría en su favor, que no lo hacía solo por el dinero, que lo amaba... y se puso a llorar, ahora era yo la que la consolaba.

 

Don Rolo despertó y lo llevé al yacusi, nos metimos desnudos, me coloqué en la posición acostumbrada y me besó la espalda, yo pasé mi mano para atrás y le pajeé esa verga que me atormentaba:

 

DON ROLO: ¿Te acuerdas lo que te dije cuando Laura nos sorprendió por la ventana?

 

YO: No ¿Qué?

 

DON ROLO: Que me gustaría que hiciéramos un trío con otra mujer...

 

YO: No, don Rolo ¿No le basto yo?

 

DON ROLO: No es eso, mi reina, es por puro morbo, me encantaría verte con otra mujer, que me mamen la verga entre las dos, que mientras una me cabalgue poder chupar el chochito de la otra...

 

YO: Usted está loco, don Rolo, a mí no me gustan las mujeres y si todos sus regalos son un chantaje prefiero irme a vivir con mi hermana.

 

DON ROLO: No te pongas así que solo es una fantasía.

 

YO: Entonces no me diga esas cosas y cójame, que estoy muerta de la calentura.

 

Levanté mis caderas y me ensartó la verga, que delicia era coger en el yacusi, con esos masajes que nos daban los chorritos de agua caliente a los laterales, yo estaba que flipaba de gusto ¿Cómo me había cambiado la vida de un instante a otro? En ese momento nos dimos cuenta que doña Laura no estaba viendo, él se puso como loco y me estrujó las tetas, yo no sabía si irme o quedarme, total ya nos había visto la otra vez, me daba mucho morbo que la esposa viera como el esposo me cogía, ahí mismo tuve un orgasmo intenso.

 

Don Rolo quería que lo siguiera cabalgando pero estaba agotada, me dolían las piernas y le pedí que descansáramos un poco, nos salimos y al secarlo pude ver a doña Laura espiándonos, no sé por qué pero le mamé la verga para que ella nos viera, nuestras miradas se encontraron y ella me mandó un beso volador, luego lo llevé a la habitación y le conté que doña Laura había llamado a mi esposo y el feliz desenlace, le pedí permiso para ir a agradecerle el gesto, me dijo que estaba bien pero que me apurara porque quería seguir cogiéndome, yo agradecida le apreté la verga con mi mano y salí.

 

YO: Doña Laura, creo que ya sé cómo ayudarla.

 

DOÑA LAURA: No te creo ¿Cómo?

 

YO: Resulta que don Rolo quiere hacer un trío con otra mujer y usted sería la perfecta ¿No le parece? De pronto hasta la perdona y no se divorcian.

 

DOÑA LAURA: Rolando siempre me propuso hacer un trío y siempre me negué.

 

YO: ¿Por qué? Si a usted le gustan las mujeres.

 

DOÑA LAURA: Justamente por eso, no quería que se diera cuenta de mi experiencia con otras mujeres, se hubiera vuelto loco de celos, sino ¿Mira cómo paró el pobre?

 

YO: ¿Pero si yo le pongo como condición que sea usted?

 

DOÑA LAURA: Me odia, no ves que ni me habla, dudo que quiera saber nada de mí.

 

YO: Hagamos la prueba, nada se pierde.

 

DOÑA LAURA: Ok. Anda a la habitación y te lo coges yo llegaré para agarrarlos infraganti y tú me invitas a participar, a ver que dice mi marido.

 

Hice lo acordado y me lancé a mamarle la verga, él estaba como loco, me decía que le chupara los huevos, yo hambrienta me los devoraba, quería que le metiera un dedo en el culo pero no lo hice, sabía que de esa manera se vendría y quería tenerlo bien caliente para cuando apareciera su esposa, le pasé la lengua saboreándome toda la cabeza de la pija, me la pasé por toda la cara como lo había visto hacer a doña Laura en el DVD, le di la espalda y guié su enorme verga a mi cosita lubricada y me la metí hasta los pelos, en eso apareció doña Laura.

 

DON ROLO: Lola, dile a esa puta que qué hace espiándonos parada en el umbral de mi puerta.

 

DOÑA LAURA: Tenemos que hablar.

 

DON ROLO: Dile que no tengo ni mierda que hablar con ella, dile que se vaya, que nos deje coger en paz.

 

DOÑA LAURA: Lola, dile al señor que estoy dispuesta a hacer cualquier cosa con tal que me perdone.

 

DON ROLO: Dile a esa hija de puta que vaya a que la perdone su madre.

 

DOÑA LAURA: ¡Perdóname, Rolando, por favor!

 

Ella se hincó en el piso y le suplicó con las manos en oración, yo me desensarté de su verga y fui a consolarla, Don Rolo se puso histérico y le dijo que se fuera con su amante, que era una lesbiana de mierda y sacó toda su furia llenándola de improperios, entonces saqué mi as bajo la manga, la puse de pie y la besé en la boca, don Rolo dejó de gritar y se puso a observarnos tocándose la pija con sus manos artríticas, le quité la blusa y acaricié sus tetas por encima del brasier, ella me agarró las nalgas con sus dos manos y me las abría y cerraba para que don Rolo me viera el hoyito de mi culito.

 

DON ROLO: ¡Lola! ¿Qué estás haciendo? ¿No que no te gustan las mujeres?

 

YO: No me gustan, lo hago solo por complacerlo.

 

DON ROLO: ¡No! Te lo agradezco pero busquemos otra, con esa puta yo no quiero tener nada.

 

DOÑA LAURA: Lola, dile al señor que su verga no piensa lo mismo porque le cabecea muerta de calentura.

 

DON ROLO: Dile que me pela la verga lo que sienta mi verga, que no la quiero volver a ver el resto de mi vida, que por culpa de ella me quedé paralítico.

 

Y los dos se pusieron a llorar, yo no sabía a quién consolar, le dije a don Rolo que su esposa era culpable de infidelidad pero no de su accidente, que él en su locura se fue a estrellar solito en aquel poste de luz... nos hemos de haber visto como una escena de comedia pornográfica, yo desnuda limpiándoles las lágrimas a ambos... de repente doña Laura se jugó su última carta y se desnudó, se me acercó y frotó sus enormes pechos frente a los míos mientras nuestras lenguas se enredaban la una contra la otra.

 

Don Rolo estiró la cabeza para vernos mejor, me colocó sobre la cama enfrente de su marido con las piernas abiertas y me mamó la cuca, yo emitía sonidos guturales exagerados para calentar más a don Rolo, si eso era posible:

 

YO: Así mamita... que rico me chupa la concha, doña Laura... así... más... el clítoris, por favor... ay que rico... béseme don Rolo...Y él desesperado me comió la boca, yo le agarré la verga y se la mamé con pasión, yo hacía muchos sonidos y me quejaba cuando me llegaba hasta la campanilla.

 

DOÑA LAURA: Que rica pusa tienes, Lolita... tus jugos saben deliciosos... cógete al señor... te quiero ver cabalgar esa verga que un día fue mía.

 

YO: Con mucho gusto, señora... ¡Ay qué veeeergaaaa! Me llena toda, siento que me va a salir por la garganta.

 

DOÑA LAURA: Déjame chuparte es culito delicioso... que rica te ves ensartada en esa vergota... como te envidio... que ricos huevos...

 

DON ROLO: Lola, dile a esa ramera de mierda que te chupe lo que quiera pero que a mí no me toque.

 

YO: ¡¡YA, DEJEN DE COMPORTARSE COMO NIÑOS, SI TIENEN QUE DECIRSE ALGO, DÍGANSELO DE FRENTE!!Hubo un silencio larguísimo, como ninguno de los dos hacía nada, puse a doña Laura sobre la cama y le mamé toda la pepa:

 

YO: Que rica pusita tiene, doña Laura... me encantan sus labios rosaditos y mojados... si ya le escurren hasta el culo...

 

DOÑA LAURA: Que rico me chupas el clítoris... ven mamita... hagamos una tijerita... súbete a la cama y frotémonos los chochitos... ay que delicia... lo tienes bien húmedo y calientito.

 

YO: Que rica tijera... mire como le cabecea la verga a don Rolo... mastúrbelo, usted la tiene más cerca que yo.

 

Doña Laura le agarró la verga y lo pajeó, él solo cerró los ojos, yo me salí de las piernas de ella y puse mi culo en la cara de él, sacó su lengua y me empezó a chupar mi cosita, le agarré la cabeza a ella e hice que le mamara la verga, don Rolo gimió de gusto, luego hicimos cambio y don Rolo no protestó, sabía que era el momento ideal: la senté sobre su verga y me alejé para verlos...

 

DON ROLO: ...te amo... te amo puta de mierda...

 

DOÑA LAURA: Yo también te amo... perdóname, por favor... seré tu esclava pero no te divorcies de mí... por favor... mi amor...

 

DON ROLO: ¿Qué estás dispuesta a hacer por mí?

 

DOÑA LAURA: Lo que quieras.

 

DON ROLO: ¿Estaría dispuesta a ser nuestra sirvienta? Yo por nada del mundo estoy dispuesto a perder a Lola.

 

DOÑA LAURA: Yo los serviré en todo lo que me pidan, los bañaré, les cocinaré, estoy dispuesta a renunciar a mi trabajo con tal de servirles, puedo ser su esclava sexual también, me pueden usar como quieran, estoy dispuesta a sufrir las peores humillaciones... pero no me dejes Rolo, por favor.

 

DON ROLO: Me vengo... me veeeengooooo... mueve ese cuuuloooo... yaaa... yaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa...  queeee riicooooooooooooooo.

 

DOÑALAURA: Como extrañaba tu verga, papito.

 

DON ROLO: Ven Lolita, necesito un beso a tres lenguas... así mamita... que rico...YO: Me alegra que se hayan contentando.

 

DON ROLO: Solo tú podías ser capaz de eso... Lola, ¿Estaría dispuesta a vivir con nosotros?... ¿A dormir en la misma cama?... ¿A coger con nosotros?

 

YO: Gracias don Rolo, yo seré la esposa de los dos...

 

DOÑA LAURA: Eres la mejor enfermera que Rolo haya podido conseguir.

 

YO: No doña Laura: ¡Soy puta, no enfermera!

 

Lamentablemente la vida no termina como en los cuentos de hadas, pasamos dos meses viviendo en trío, pero Doña Laura se hartó de las echadas en cara que don Rolo le hacía constantemente por su infidelidad, un día ella agarró sus cosas y se fue, él quedó deshecho, cada vez se le veía más deprimido, ya casi ni me hacía caso, aquella calentura del principio se convirtió en rutina y se aburrió, un medio día que le daba su almuerzo frente a la piscina me pidió que llamara al abogado,

 

cuando regresé con el teléfono lo encontré ahogado, se había suicidado, al entierro solo fuimos el enterrador y yo, Doña Laura heredó su fortuna y yo tuve que volver al maldito hospital que odiaba, ahora tendré que lidiar con ese viejo doctor que me acosaba, tal vez pare de su puta, porque las ganas de pija no se me quitan... solo el recuerdo me acompaña en mis noches solitarias, aquella verga hermosa de la cual me enamoré.

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